Darle más importancia a la comida que a la limpieza de nuestro restaurante es un error en el que ningún propietario, jefe de sala o jefe de cocina debería caer. Es humano priorizar lo urgente y dejar para más adelante tareas menos imperiosas que, sin embargo, son de vital importancia para nuestro negocio. Un buen administrador debería de ser capaz de identificar estos asuntos y darles la relevancia que merecen.

Ofrecer un servicio rápido y eficiente es el principal objetivo de cualquier establecimiento del sector restaurantero, pero esto nunca debe ir en detrimento de la limpieza. Si nuestros clientes supieran que por ir más rápido estamos descuidando la higiene, seguro que estarían dispuestos a esperar un poco más.

La falta de higiene puede derivar en intoxicaciones que afecten tanto a clientes como a trabajadores y cuando la acumulación de suciedad o deshechos es muy elevada puede haber un mayor riesgo de incendio.

Asimismo, la falta de higiene tiene un impacto muy negativo en la imagen de marca del establecimiento. En la era de Internet, si algo de nuestro restaurante no va bien, los clientes no tardarán en hacerse eco en las redes, llevándose consigo la reputación de nuestro negocio.

La limpieza debe ser una prioridad para cualquier trabajador del sector restaurantero, a continuación en Arabuko te dejamos unas claves para mantener tu establecimiento limpio y bajo control:

– Recomendamos limpiar y secar el suelo del local cada 30 minutos, siempre y cuando no se haya derramado algún alimento, o se encuentre sucio por la actividad normal del negocio. La limpieza del suelo no es sólo importante a nivel estético, también evita resbalones del personal y clientes.

– Limpiar las mesas y la barra constantemente, aunque no hayan sido utilizadas, ya que se puede acumular polvo.

– Se debe hacer los baños cada 30 minutos. Muchos clientes creen que existe una relación directa entre la higiene que se mantiene en el baño y la higiene de la cocina.

– Debemos limpiar el área de cocina cada 60 minutos mínimo y evitar que se acumulen platos sucios. En cuanto lleguen a cocina debemos vaciarlos y meterlos en el lavaplatos, de esta forma mantendremos las bacterias a raya.

– Debemos ser cuidadosos con la manipulación de alimentos, usando guantes cuando sea necesario y limpiando utensilios y superficies siempre que vayamos a trabajar con un nuevo alimento. De esta forma, reducimos los riesgos de contaminación.

– Por último pero no menos importante, hay que llevar un control exhaustivo de plagas, si fuera necesario contando con el apoyo de terceras empresas especializadas en el tema.